Tres pasos para cuidar tus brochas 
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Todos los utensilios que utilizamos para maquillarnos necesitan de un pequeño control y cariño para que nos duren más en el tiempo y no tengamos que estar reponiéndolos cada dos por tres.
Hay que mimar nuestro set de maquillaje para que ejerzan su labor perfectamente.
Las primeras semanas de usar un pincel o una brocha nueva se aprecian esas cerdas flexibles, pero con el tiempo se convierten en filamentos despeluchados e incómodos con los que trabajar.
Las brochas y pinceles necesitan una limpieza continua, porque cuando nos maquillamos arrastramos a parte del maquillaje, células muertas y grasa de la piel.
Debemos tenerlo en cuenta para que a medida que pase el tiempo no se conviertan en un cúmulo de gérmenes.
Pautas:
1. Si están muy sucias (confiesa, no las has lavado nunca), lo primero que puedes hacer es desinfectar tus brochas con alcohol.
Basta con que introduzcas las puntas de las brochas en un recipiente con agua y alcohol y las dejes reposar un rato.
Comprobarás que con este primer paso las brochas ya tiñen el agua y van soltando producto.
Tanto en este paso como en el siguiente debes poner cuidado en no mojar la parte en que la virola se une con el mango, porque es la que lleva el pegamento que sujeta ambas partes.
2. Para la limpieza habitual puedes usar cualquier tipo de jabón suave, desde champú hasta jabón lavavajillas neutro, pasando por los jabones específicos que se comercializan para limpiar brochas.
3. Lo ideal es utilizar un guante rugoso de silicona o cualquier superficie similar.
Aplica una gota de jabón en la superficie, moja el pelo de la brocha con agua y frótalo suavemente dibujando círculos con la punta.
Así conseguirás hacer espuma y retirar la suciedad acumulada en la brocha.
Después solo tendrás que aclarar la punta para eliminar los restos de jabón y retirar la humedad ejerciendo un poco de presión con una toalla.
